Mitos sobre el uso de fajas: lo que debes saber

Durante años, las fajas han estado rodeadas de mitos, tabúes y muchas ideas equivocadas. En Serenity Comfort creemos que la información empodera, y por eso hoy queremos hablar con claridad: usar faja no tiene nada de vergonzoso, y tampoco debería ser incómodo ni doloroso.

Mito 1: "Las fajas son solo para quien se operó"

Realidad: Las fajas postquirúrgicas son una herramienta médica fundamental, pero también existen fajas para uso estético o diario. Mejoran la postura, estilizan la figura y dan soporte al cuerpo durante el día. No necesitas cirugía para usarlas.

👉 Nuestras líneas como Shorts Invisibles o Cinturillas están pensadas para moldear sin necesidad de intervención quirúrgica.

Mito 2: "Usar faja es doloroso"

Realidad: Si duele, algo está mal: puede ser una talla incorrecta, una compresión inadecuada o un diseño de baja calidad. Una buena faja debe ajustarse sin causar dolor.

👉 Todas nuestras fajas tienen forros suaves, sin costuras agresivas y sistemas de ajuste cómodos.

Mito 3: "Las fajas solo son para ocultar el cuerpo"

Realidad: Las fajas son herramientas de autocuidado. Acompañan procesos físicos y emocionales importantes: cirugía, embarazo, cambios personales. Ayudan a sostener el cuerpo y a conectar con tu figura desde el amor propio.

👉 Muchas mujeres nos cuentan que ponerse su faja Serenity les da seguridad, alivio y confianza.

Mito 4: "Las fajas se notan debajo de la ropa"

Realidad: Hoy en día, los textiles permiten crear fajas invisibles, sin costuras gruesas ni materiales que hagan ruido o se marquen.

👉 Nuestra línea de Fajas Invisibles está diseñada para no notarse, incluso bajo vestidos ajustados.

Mito 5: "Las fajas deforman el cuerpo si se usan mucho"

Realidad: Lo que deforma el cuerpo es usar la talla incorrecta o materiales de mala calidad. Las fajas bien usadas ayudan a que los tejidos se adhieran correctamente (en el caso postquirúrgico) o moldean visualmente (en uso estético).

👉 Por eso es clave medirte correctamente y elegir la faja adecuada.

👉 ¿Cómo saber qué talla de faja soy? (Lee aquí la guía completa)

En conclusión:

Las fajas no son enemigas, son aliadas. No están hechas para esconderte, sino para sostenerte, ayudarte y acompañarte.

Ya sea que te estés recuperando de una cirugía, hayas sido mamá, estés entrenando tu postura o simplemente quieras sentirte más segura con tu ropa... una buena faja puede hacer una gran diferencia.